domingo, 2 de noviembre de 2014

Reseña: Fahrenheit 451

¡Hola, literatómanos!

Y bienvenidos a esta nueva reseña que hoy os traigo. Y para ello he elegido una de las grandes obras maestras de la ciencia ficción, que, pese a haber sido publicada hace más de sesenta años, sigue pareciendo totalmente actual.


Título: Fahrenheit 451.


Autor: Ray Bradbury.


Editorial: Ballantine Books.


Idioma original: inglés.


Traductor: Francisco Abelenda.


Número de páginas: 179.


Fecha de publicación: 1953.


Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se inflama y arde. Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una inyección letal hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros. "Como 1984", de George Orwell, como "Un mundo feliz" de Aldouu Huxley, "Fahrenheit 451" describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo.
La visión de Bradbury es absolutamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines, avenidas por donde los coches circulan a 150 kilómetros por hora persiguiendo peatones, una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música transmitida por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.

Existe una película de este libro, es muy poco fiel al libro y está hecha hace mucho tiempo, y esta sí que no sigue pareciendo actual, pero si queréis podéis ver una escena aquí.


Fahrenheit 451. Libro de referencia en el género de la ciencia ficción; lectura densa, cargada de significado e imprescindible. Desde que lees la primera palabra, te obliga a pensar.

Imaginad una sociedad futura en la que leer esté prohibido y los lectores sean perseguidos. Un cuerpo de bomberos que no se dedique a extinguir incendios, sino a quemar libros y, de paso, las casas en las que se esconden. Una ciudad habitada por personas vacías que se dedican a ver programas de televisión vacíos y a mantener conversaciones vacías con personas a las que consideran amigas; todo para no pensar, porque pensar es sinónimo de angustia y de desdicha.
Difícil, y a todas luces horroroso. ¿Quién querría una vida así de insignificante e inútil? ¿Quién sería feliz sin cuestionarse las cosas?

El protagonista de nuestra novela, Guy Montag, uno de estos peculiares bomberos, creía serlo. Tenía todo lo que el creía que había que tener: una casa, un trabajo, pantallas de televisión ocupando varias paredes del salón de su casa, una mujer llamada Mildred que casi no despegaba la mirada de ellas... 
Sin embargo, cuando se encontró con Clarisse, una joven vecina con fama de estar "loca de pensar" y le preguntó si realmente era feliz, no le fue fácil responder que sí. Visto desde nuestra perspectiva, la razón es sencilla, pero a Montag le costó lo suyo darse cuenta del porqué. 

Guy Montag era un hombre con cierta curiosidad por los libros, lo que, en palabras del capitán del cuerpo de bomberos, Beatty, es algo que ocurre una vez en la vida a todo bombero. Lo que pasa es que Montag no debe de ser un bombero cualquiera, porque esta curiosidad le lleva a ir acumulando cada vez más libros y, para desesperación de su mujer, parece que va perdiendo el juicio poco a poco. La razón, según ellos, es que nuestro personaje ha comenzado a cuestionarse cosas.
Del lado de los que aún quedan leyendo libros, de los perseguidos por la sociedad creada por Bradbury (y los que mejor nos caerán a los lectores) están Clarisse y sus preguntas, y también Faber, un nostálgico profesor de literatura retirado que cambia, progresivamente, el bando de Montag.

El libro trata, desde una perspectiva muy poco común, el tema del conformismo y el consumismo, de la manipulación ejercida por los medios de comunicación. La escritura de Bradbury es sugerente y directa, nos dice lo que quiere decir, también nos deja interpretar muchos de los sucesos que tienen lugar. Entre estas pocas, pero intensas, páginas encontramos cuestiones sobre la felicidad, la literatura, el sentido de la vida o la obligación de cumplir siempre la ley. También aparecen gran cantidad de símbolos, como el Sabueso Mecánico, que representa la rigidez de la ley y la represión, así como el juego superfluo con la muerte y el abismo en cuyos límites se encuentra la sociedad aparentemente perfecta del libro.

Imprescindible y profundo, este gran clásico de la ciencia ficción ha conseguido perfectamente su objetivo: hacer pensar al lector, ganarse una plaza permanente en su mente y conseguir influir, de un modo mayor o menor, en su forma de entender la vida y de vivirla.

Existe un proyecto, el de las Personas Libro, íntimamente relacionado con este libro, que está funcionando en España y en Italia, y en algunos otros países. Esta es la página del proyecto, os animo a echarle un vistazo.

Y esto ha sido todo, literatómanos. Os invito a comentar si habéis leído este libro, qué os ha transmitido, cuánto os ha impactado...

¡Un saludo!


1 comentario:

  1. A mi me encantó, de las tres distopías clásicas o madre, mi favorita *_*

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